Cuando todo parecía ingresar en carriles normales e incluso muchos ya habían enterrado el tema, la situación se volvió a complicar. Las cenizas del volcán chileno Puyehue retornaron al centro de la escena, y el tráfico aéreo se convirtió en un verdadero caos.
Para las compañías del sector, cada día que se complica el régimen de vuelos previstos es una cuenta que se agranda. Desde el 4 de junio -cuando hizo erupción el Puyehue- hasta hoy, las aéreas perdieron más de 80 millones de dólares.
De acuerdo con cifras que se manejan en el mercado y a las que tuvo acceso El Cronista, la parte más gruesa de ese rojo correría por cuenta de las estatales Aerolíneas y Austral, que entre ambas suman pérdidas cercanas a los 60 millones de dólares. LAN es la otra empresa que se lleva una tajada importante en ese sentido, con unos 20 millones de dólares.
La gran diferencia entre las pérdidas de una y otra tiene que ver con la participación del mercado que tiene cada una, que reúnen a cerca del 97% del mercado de vuelos domésticos.
El resto corresponde a Sol y Andes, que ante su pequeña participación no habrían sufrido pérdidas por más de un millón de dólares.
A grandes rasgos, desde el 4 de junio último y, hasta ayer, se sucedieron unos 75 días en los que los aeropuertos (sobre todo el Aeroparque Metropolitano y Ezeiza) tuvieron menos tránsito debido a las cancelaciones de vuelos. Es decir que, en promedio, por día se dio una pérdida de un millón de dólares.
El gran dolor de las compañías aéreas, lo que mayor rojo les generó, fue el hecho de no poder volar hacia los principales destinos del Sur en medio de la temporada de invierno, y nada menos que durante dos meses.
Incluso, a firmas como LAN esto le implicó montar una pequeña estructura en Esquel, hacia adonde no volaba por no considerarla rentable, para no perder a los viajeros que pretendían ir hacia Bariloche, y que debían llegar vía terrestre desde Esquel. Aerolíneas también adoptó la variante terrestre hacia Bariloche desde Esquel, aunque con la salvedad de que ya operaba ese destino.
A ésto se le deben sumar otras cuestiones como la imposibilidad de vender pasajes hacia varios destinos, tener varados una buena cantidad de aviones y mantener una estructura que permaneció inactiva por demasiado tiempo, y que también permanecerá inactiva cada vez que retorne la lluvia de cenizas.
El agujero en este sentido no se produjo sólo por la caída de reservas por parte de los propios argentinos, sino también de los contingentes de turistas brasileños, que mueven, sólo en Bariloche y en situaciones normales, unos u$s 8 millones por temporada de invierno.
La aparición de una nueva lluvia de cenizas durante el fin de semana no sólo engrosó el nivel de pérdidas de las aéreas, sino que también destrozó las previsiones del mercado.
Se estimaba que para octubre el tema de los deshechos del volcán Puyehue pasarían a la historia, y que la operatoria de vuelos sería totalmente normal.
"Pero ahora todo cambió y seguiremos monitoreando la situación durante los próximos días para ver cómo avanza", sostuvieron desde una empresa aérea a El Cronista.
Fuente: El Cronista Comercial
Autor: Matías Bonelli
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