Un avión igual de rápido pero mucho menos contaminante. La aerolínea japonesa All Nipon Airways (ANA) estrena mañana miércoles con un vuelo entre Tokio y Hong Kong el avión de pasajeros más moderno: el Boeing 787, bautizado por el fabricante estadounidense como Dreamliner (algo así como el avión de los sueños). EL PAÍS ha sido invitado por ANA a participar en ese primer viaje, de unas cuatro horas y media, que tiene previsto despegar de la capital japonesa a las 12.20 horas (siete horas menos en la España peninsular).
La compañía recibió el aparato hace un mes (tras tres años de retraso). Y ya le ha rascado la carrocería. Fue el pasado día 13, cuando al sacar el avión de una pasarela de embarque recibió un golpe en la carcasa de un motor. El Rolls-Royce Trent 1000 no sufrió ningún daño y al día siguiente, tras el arreglo del primer rascazo, volvió a los vuelos de prueba. Se supone que los pilotos japoneses (que llevan meses entrenándose) ya le han cogido las medidas: no es el más grande (60 metros de envergadura, de extremo a extremo de las alas, frente a los casi 80 del Airbus 380) ni el más rápido (también el gigante del fabricante europeo le gana en máxima velocidad: 0,85 Mach, 912 kilómetros por hora, unos 40 menos).
Las mayores innovaciones que Boeing vende del 787 consisten en la eficiencia energética y la comodidad de la cabina de pasajeros, en la pueden viajar hasta 250 personas (290 en el modelo mayor, el 787-900). El Dreamliner consume un 20% menos de combustible (y un porcentaje igual de ahorro en emisiones contaminantes) que los modelos más antiguos como B-777, es más silencioso y su mantenimiento hasta un 30% más barato, ya que las revisiones obligatorias son menos frecuentes. El precio de catálogo del 787 es de 193,5 millones de dólares (algo menos de 140 millones de euros). Boeing tiene en cartera pedidos para 821 Dreamliner.
El ahorro de queroseno se logra con una mayor aerodinámica, motores más eficientes y menor peso de las estructuras. En su fuselaje se ha usado menos aluminio y acero. El 50% son materiales compuestos, frente al 12% del 777, (una tendencia que Airbus comenzó hace una década). Eso se traduce en más capacidad de carga con un peso máximo al despegue de 227 toneladas (igual que el A-300, que tiene unas dimensiones muy similares) pero con un alcance de hasta 15.200 kilómetros (frente a unos 6.000 del A-330), lo que le permitirá volar de Tokio a Nueva York sin repostar. La primera ruta a Europa del Dreamliner la operará ANA a partir de enero entre Tokio y Fráncfort.
Para el pasajero, las ventajas incluyen una ventanilla ocho centímetro más alta que la de otros aviones, un sistema de aire acondicionado mejorado (cuatro salidas en vez de dos y mayor nivel de humedad), más sitio para el equipaje en los compartimentos superiores y luces LED de colores. La presurización de la cabina, más amplia que las de otros aviones de doble pasillo, es menor que en los aviones convencionales, de modo que volar en el 787 equivale a subir a una altitud de 6.000 pies (1.800 metros) en vez de 8.000 (2.400 metros), lo que reduce las molestias en los oídos por los cambios de presión. En consonancia con los gustos nipones, ANA, además, le ha incluido función bidé en los baños.
Para hacer frente a la competencia de Boeing, su rival europeo se halla inmerso en el lanzamiento del A-350 (se prevé que entre en servicio en 2013). Promete ser aún más eficiente en consumo, con más capacidad de pasaje y una cabina aún más cómoda.
Fuente: El País (España)
Autor: Lara Otero
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