lunes, 3 de octubre de 2011
Boeing Co. festejó por tres días la primera entrega de su largamente postergado 787 Dreamliner. Pero ahora los ingenieros hacen frente a un trabajo todavía más grande: el aumento gradual de la producción del primer nuevo avión de pasajeros de la empresa en 16 años.
Para registrar ganancias a partir del atribulado programa Dreamliner, Boeing debe ensamblar aviones de fuselaje ancho con una eficiencia industrial nunca antes intentada, afirman los ejecutivos de aviación.
Ocho años después de que comenzara a desarrollar la ultraeficiente aeronave, Boeing aún intenta demostrar que puede tener éxito tanto por su innovador producto como por el nuevo enfoque en la fabricación de aviones.
Durante décadas, Boeing diseñó y construyó aviones de manera interna, corriendo con todos los gastos. En 2003, dio un paso sin precedentes en la tercerización de la fabricación de la mayor parte del Dreamliner, poniéndola en manos de proveedores lejanos. Sin embargo, cuando comenzó el montaje del primer Dreamliner, en 2007, surgieron problemas graves. Los mecánicos de la planta de ensamble final de Boeing abrieron las cajas de los proveedores que contenían miles de soportes, cables y otros componentes que ya debían haber estado instalados en partes del fuselaje o llegaron sin indicaciones.
El 25 de septiembre, Boeing entregó el primero de los aviones de doble pasillo a la aerolínea japonesa All Nippon Airways Co., más de tres años después de la fecha original estipulada por la empresa. Boeing ha gastado miles de millones de dólares en componer el lío de su cadena de suministro, pero los resultados todavía no están claros.
Hasta ahora, la empresa ha sido capaz de fabricar cerca de dos aviones al mes. Espera producir 10 al mes para fines de 2013, un ritmo nunca alcanzado en la industria en el caso de aviones de fuselaje ancho.
La rentabilidad del proyecto se encuentra bajo una "importante presión", afirmó la empresa a través de un comunicado reciente. Los analistas opinan que el proyecto no reportará ganancias por algunos años.
Las dificultades que enfrenta Boeing provienen en parte de la popularidad del avión. La empresa con sede en Chicago recibió pedidos por más de 820 Dreamliners, gracias a las promesas de bajo consumo de combustible, menores costos de mantenimiento y mayor comodidad para los pasajeros. Es uno de los aviones más vendidos en poco tiempo de la historia. Sin embargo, los retrasos han obligado a Boeing a pagar compensaciones a los clientes, lo que elevó el costo del proyecto.
Boeing está convencido de que puede acelerar la producción para compensar el trabajo atrasado. Sus esfuerzos tienen lugar cuando el rival Airbus comienza la producción del A350, que empezaría a ser entregado en 2013 para hacerle la competencia al Dreamliner. Más retrasos de Boeing podrían beneficiar a Airbus, una subsidiaria de European Aeronautic Defence & Co.
El director de operaciones para los clientes de Airbus, John Leahy, felicitó a Boeing por su entrega, pero dijo que la velocidad en la fabricación del Dreamliner está por verse. "Nosotros tomamos un enfoque de menor riesgo con el A350", indicó. Airbus incluye nuevos sistemas menos radicales y su objetivo es aumentar la producción de manera más gradual que Boeing.
Boeing afirma que la novedosa construcción del Dreamliner acelera la fabricación. Los aviones son las primeras grandes aeronaves de pasajeros construidas en gran medida a partir de plástico reforzado con fibra de carbono en lugar de aluminio. La empresa sostiene que ha resuelto muchos problemas con la cadena de suministro del Dreamliner.
Una de sus primeras tareas es realizar significativas modificaciones en alrededor de 40 Dreamliners casi terminados que no se pudieron completar hasta que los diseños fueron finalizados. Boeing prevé que ese proceso tomará dos años.
La producción de nuevos Dreamliners se acelerará en simultáneo. Algunos clientes cuestionan el ambicioso objetivo de Boeing.
"Será un reto llegar a 10 por mes rápidamente", señala Stephen Hannahs, presidente ejecutivo de Aviation Capital Group, la filial de alquiler de aviones de la aseguradora Pacific LifeCorp Co., que ha pedido cinco Dreamliners.
Un gran dolor de cabeza que enfrenta Boeing es la construcción de Dreamliners en dos plantas en costas opuestas de EE.UU. La primera es en la histórica base de Boeing, cerca de Seattle. La segunda se encuentra en North Charleston, Carolina del Sur.
"Logísticamente, es más complejo", reconoció Pat Shanahan, subdirector de Boeing que supervisa los programas de aeronaves, en una entrevista en el Salón Aeronáutico de París, en junio pasado.
A futuro, otro obstáculo podría aparecer cuando Boeing presente una versión nueva y más grande del Dreamliner, conocida como 787-9. Cuando comience la producción del primero de esos aviones, prevista para finales de 2013, el cambio podría provocar interrupciones en la cadena de suministro a medida que los trabajadores se adaptan a diferentes diseños, advierten los ejecutivos y analistas de la industria.
Sin embargo, los principales proveedores de Boeing para el Dreamliner dijeron que confían en que el sistema podrá acelerarse de manera exitosa. Boeing planea revelar detalles de su contabilidad en relación con el 787 en octubre cuando anuncie sus resultados del tercer trimestre.
Fuente: The Wall Street Journal Americas
Autores: David Kesmodel / Daniel Michaels
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