Un motivo de enorme satisfacción resultó para diseñadores, operarios y directivos locales de la fábrica de aviones Lavia SA, con base en El Plumerillo, la presentación en sociedad del avión multipropósito PA-25-235 Puelche biplaza. La máquina es el resultado del ingenio y la aplicación de ingenieros, técnicos y operarios del medio.
Y entre muchos visionarios y luchadores por este desarrollo, debe nombrarse al empresario aeronáutico Manuel Prieto, el punto de partida de la cruzada y al brigadier retirado Roberto Engroba (78), otrora director de la Fábrica Nacional de Aviones de Córdoba y hoy director general de la firma.
Éste fue uno de los acontecimientos vividos ayer en el hangar de la empresa, en las instalaciones del viejo aeropuerto de Mendoza.
En paralelo con ese suceso, se concretó la homologación y certificación de la nave, trámite cumplido por funcionarios del Departamento de Certificación Aeronáutica, dependiente de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad (DNA), la repartición que antecede al organismo madre, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
En la práctica esta habilitación quiere decir que la nave tiene su manual de vuelo, una condición imprescindible para ofrecerlo en el mercado internacional y ser admitido por la aviación mundial.
El PA-25 es un biplaza, con un motor de 235 HP, comando duplicado, hélice tripala, fuselaje metálico y tren de aterrizaje de tipo ballesta. Su autonomía de operación es de tres horas y media, ya que tiene un tanque de combustible de 200 litros (consumo de 57 litros/hora). El techo de desplazamiento está en el orden de los 30.000 pies (10.000 m).
Según explicó uno de los diseñadores, el ingeniero Mauricio Arboit, la máquina es multipropósito, apta para constituirse en un entrenador básico para la formación de pilotos civiles (entre otros los dedicados a la fumigación) y militares; remolque de planeadores y de carteles publicitarios, primeras acciones contra incendios forestales, vigilancia de oleoductos y tendidos eléctricos, y fotografías, entre otras prestaciones. Este proyecto se inició en 2006. Y junto con Arboit se desempeñaron los colegas Diego Rodríguez y Emilio Maldonado.
La aeronave continúa la línea de producción de Lavia SA, que se inició hace más de una década con la fabricación del avión fumigador y de servicio agrícola Puelche, del que se han hecho ya 35 unidades, que están operando en Australia, Brasil, Uruguay, Chile, y próximamente en Bolivia.
La firma Lavia SA, que es la casi única de capitales privados que fabrica aviones en el país, tiene alrededor de 25 a 30 operarios. Igualmente, es inédito que un diseño mendocino haya logrado la certificación y homologación. Este procedimiento de convalidación de la navegabilidad de un avión, de acuerdo a las normas internacionales de la OACI, es otra de las situaciones que enorgullece al país, ya que en América sólo la prestan Canadá, Estados Unidos y Brasil. Por eso Engroba, en encendido y extenso discurso, pidió el apoyo para la industria aeronáutica, con la misma energía que lo hace Brasil.
Durante la ceremonia se anunció también que está concretado la sociedad de Lavia con la Fábrica Argentina de Aviones SA (Fadea), con sede en Córdoba, la ex Fábrica Militar de Aviones, para fabricar la aeronave presentada en la víspera, y su hermana menor, el Puelche fumigador.
Uno de los pilotos de la etapa de prueba, el riocuartense César Falistocco (49) comentó que la cabina es muy amplia, de excelente visibilidad. A él le tocó exigir al prototipo para llegar a la certificación (ver aparte). Otro de los asistentes que ponderó el ingenio logrado por los mendocinos fue el brigadier retirado Horacio Orefice (64), hombre que tuvo el honor de hacer las primeras incursiones con el ya famoso Pampa.
Ahora viene la etapa de ofrecer la aeronave y colocarla en los mercados nacional e internacional. Su valor es de aproximadamente 225.000 dólares. Como uno de los servicios del PA-25 Puelche es el remolque de planeadores, hay conversaciones con la Federación Argentina de Vuelo a Vela (Favav), ya que el año próximo se realizará en González Chaves (provincia de Buenos Aires), el premundial de la especialidad; y un año después, en 2013, el campeonato mundial. El dirigente máximo de esta práctica, Manuel Fentanes, admitió que se realizan tratativas para la adquisición de más diez PA-25, dado que los remolcadores de plaza están llegando al fin de su vida útil.
Un hombre de la planta industrial, el mecánico de mantenimiento aeronáutico Fernando Gudiño (51), en la función de jefe de taller, reveló el sentir de sus compañeros de tarea. “Esta máquina es el fruto del esfuerzo de cientos de horas de mano de obra, de desazón a veces, de saltos positivos en otras ocasiones, que finalmente culminó en la máquina lista para volcar”.
Una aeronave “sana”
Tanto el brigadier Horacio Orefice, antiguo integrante de la Fábrica Militar de Aviones, como el piloto César Falistocco”, coinciden en definir al PA-25 Puelche como un avión “sano”.
Para llegar a esa condición, muchos hombres del Departamento de Ensayos de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad (DNA), virtualmente lo han exigido al máximo para no dejar libradas al azar ninguna de sus prestaciones.
En una palabra, el equipo es “exprimido”. El piloto de prueba explicó el concepto: “Llevamos a la máquina a los límites posibles antes de la rotura, para asegurar que esos límites son los seguros y los requeridos por las normas de navegación”.
Entre otras comprobaciones, se testea la velocidad de diseño, que es de 16,5 millas (265,5 km/h); se lleva el avión a un “tirabuzón”, para que la aeronave salga de esa condición por sí sola y también se inspecciona la performance general, con el análisis de distancias de despegue y de aterrizaje y la altura máxima (techo) que puede obtener. “Es una gran máquina”, sintetizó el aviador civil.
Un prócer de la aviación
Entre los muchos asistentes al lanzamiento del PA-25 Puelche, se encontraba Manuel Enrique Fentanes, un verdadero prócer de las alas nacionales.
Este hombre, presidente de la Confederación Argentina de Entidades Aerodeportivas, ha dedicado su vida al vuelo en planeadores, y pese a promediar la octava década de existencia, todavía se sube a los frágiles aparatos. La primera vez que lo hizo, con un Albatros, tenía 17 años. Es dueño de varios récords nacionales y ha participado en más de 40 campeonatos, el último de ellos con 80 primaveras.
Suma 5.000 horas de vuelo, seis de las cuales estuvo en serio peligro cuando en su juventud y tripulando un planeador, cruzó el Río de la Plata en medio de un frente de tormenta, que lo terminó depositando en Paysandú (Uruguay). En la función pública fue director del Servicio de Radiodifusión Argentina al Exterior (RAE) y de Radio Nacional.
Fuente: Los Andes (Mendoza)
Autor: Miguel Titiro