jueves, 25 de agosto de 2011
Tragedia de Sol: grave denuncia por ocultamiento de pruebas
La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) denunció ayer ante la Justicia que encontró restos de víctimas y piezas clave del avión de la empresa Sol Líneas Aéreas enterrados muy cerca del lugar del accidente, ocurrido el 18 de mayo de este año en Cerro Negro, Paraje Prahuaniyeu, en la Línea Sur de Río Negro.
El titular de APLA, Jorge Pérez Tamayo, denunció ante el juez Sergio Torres el “ocultamiento deliberado de restos humanos y piezas del avión” en un pozo cavado “intencionalmente” a tal efecto, y aportó fotos con los materiales, que todavía están en poder del gremio de pilotos (que hoy dará una conferencia de prensa) y a disposición del juez.
Además de un agravio a los familiares de las víctimas, el ex piloto y director de cine Enrique Piñeyro (que participó como perito en la investigación de los accidentes de LAPA y Austral años atrás), explicó que los restos humanos que se habrían encontrado serían “una pieza vital en la investigación de un accidente para determinar la secuencia de impacto, por el tipo de lesiones que genera, con lo cual se priva a la investigación de información fundamental”.
“Pero más grave aún es la supresión de evidencia referida a partes del avión ”, insistió Piñeyro. Ocultos en una fosa se encontraron dos luces de alarma: una de puertas, que indica cualquier anomalía con respecto al correcto cerrado de las mismas y otra de “avionics”. “Este es un hallazgo particularmente grave de momento que es la luz que indica una discrepancia en la indicación de instrumentos, causa mencionada como probable del accidente del avión de Air France 447 que salió de Río de Janeiro”, remarcó el cineasta, creador de Whisky Romeo Zulú y Fuerza Aérea S.A. Según explicaron fuentes de APLA y también corroboró Piñeyro, esta luz de “avionics” habría estado encendida en el momento del impacto. “Esto se puede determinar con facilidad por la deformación del filamento de la lámpara”, detalló el ex piloto. Ese dato se puede observar con toda claridad en la foto adjunta a la denuncia, a la que Clarín tuvo acceso.
Para Piñeyro “esto abre una línea de investigación que fue soslayada mediante el deliberado ocultamiento de la prueba. Es una locura”. También, según la denuncia, fueron encontradas placas identificatorias del motor y del avión siniestrado, entre otras.
APLA se habría enterado de la existencia de estas piezas enterradas por un llamado anónimo que ubicó el lugar a partir de comportamientos extraños de animales de la zona. Así fue que la semana pasada viajaron pilotos de la asociación al lugar del hecho y encontraron los restos.
“Había de todo: restos de humanos, de ropa, zapatitos de bebé . Es increíble por el lado humano y por el técnico también, es inadmisible”, protestó Piñeyro, quien consideró que los investigadores que trabajaron sobre el lugar del hecho “deben de haber dado por perdidas o destruidas las piezas que hasta ahora faltaban.” Los restos humanos habían sido entregados dos días después del accidente en 18 bolsas. Se les había pedido a los familiares de las víctimas que aportaran una muestra de sangre, de la cual se extraería el ADN y, por otro lado, se haría lo mismo con las muestras obtenidas de los restos. “Lo de los cuerpos es incomprensible, salvo que hayan querido ocultar una negligencia anterior al no haberlos entregado a la morgue judicial”, interpretó Piñeyro.
Horas después del accidente, APLA y también Piñeyro habían denunciado que la Junta de Investigaciones de Accidentes Aéreos (JIAA), que depende de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) pero todavía (pese al traspaso del control a manos civiles) está a cargo de integrantes de la Fuerza Aérea, no habían dejado entrar a la Comisión de Investigación de los pilotos y sí a los de la empresa Sol. “Que el personal de la Junta, deliberadamente o no, consienta o permita por omisión o voluntariamente que una prueba así se suprima es inadmisible”, dijo Piñeyro, y agregó sobre la investigación que “todo se movió entre bambalinas, nadie tuvo acceso al “voice recorder” (donde quedan grabadas las conversaciones de los pilotos). Este traspaso a la aviación civil hay que hacerlo en serio, por qué siguen habiendo militares en la Junta. ¿Por qué el comodoro Gustavo Graziani, presidente de la JIAA, decide quién entra y quién no? Sí lo permite con los de la empresa y no con los de APLA. Y qué casualidad aparecen estas piezas ocultas”.
La causa de la tragedia lleva el número 8450/11 y está caratulada como “Actuaciones instruidas s/averiguación accidente aéreo aeronave matrícula LV-CEJ”. Está radicada en el Juzgado Federal de Bariloche, bajo la instrucción del juez Leónidas Moldes. En este momento, las cajas negras todavía están siendo analizadas en Estados Unidos. Aunque ahora, con la denuncia de Pérez Tamayo, se abre un nuevo misterio en esta historia.
Fuente: Clarín
Autor: Fernando Soriano
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