La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) informó que las aerolíneas registrarán en este año un impacto de u$s 61.000 millones, según los actuales niveles del precio del crudo, cuya media ronda los u$s 127 el barril.
La información actualizada de la IATA sobre el precio del crudo para agosto informa de un ligero descenso mensual del 6,9% en el costo del petróleo, aunque en términos interanuales, los precios habrían subido un 43,1% con respecto a agosto de 2010.
Según el Financial Monitor de las aerolíneas de julio, las compañías del sector tuvieron una caída en bolsas del 15% este año, debido a las preocupaciones del entorno económico.
Por su parte, Bloomberg Global Airlines informó que las acciones de las firmas aéreas registraron un descenso del 4% el pasado mes y del 15% en lo que va del año. Los resultados del segundo trimestre muestran los primeros descensos en ocho trimestres.
Tras registrar pérdidas por valor de u$s 1.800 millones en el primer trimestre, los beneficios del segundo trimestre totalizaron de media 1.000 millones de dólares (693 millones de euros). En Europa, los márgenes operativos mejoraron por la comparación con el mismo periodo de 2010, cuando sus resultados se vieron impactados por la nube volcánica islandesa.
Los volúmenes de tráfico aéreo suben a un ritmo de entre el 4% y el 5%, aunque el tráfico de carga permanece estancado desde los picos de 2010, destacó la IATA. En cuanto al factor de ocupación de las aerolíneas, en junio y julio marcaron un descenso debido a que se realizaron incrementos en la capacidad frente a descensos en los tráficos, tanto comercial como de carga.
La ocupación aún se encuentra en niveles históricamente elevados, pero no se registran mejoras en los últimos doce meses. Mientras las aerolíneas prosiguen con sus planes de renovar y ampliar sus flotas. La IATA calcula que incorporarán cerca de 1.300 nuevas aeronaves en 2011, lo que impactará al alza en la eficiencia con respecto al gasto de combustible.
No obstante, los efectos en los beneficios dependerán en el futuro de la utilización de la flota y de la gestión de la capacidad, señaló la IATA, que reconoce que "se espera que las aerolíneas resulten más golpeadas que otros sectores por la crisis económica".
Otros caminos
En un momento en que el precio del combustible jaquea a las aerolíneas, una esperanza de la aviación comercial está en la energía alternativa.
Se estima que cada centavo de aumento del combustible de aviación representa una diferencia de u$s 175 millones en costos finales, explicó John Heimlich, economista de la Air Transport Association, grupo que nuclea a la industria de las aerolíneas.
Así cayeron las ganancias y las empresas respondieron trasladando los costos al cliente, que pagó en promedio 11,5% más que el año pasado. Y es probable que haya más aumentos. El sector dio un paso para liberarse de su dependencia del petróleo recurriendo al biocombustible.
El etanol que se usa en los automóviles -alcohol refinado de grano o caña de azúcar- no serviría para la aviación, al menos con los motores actuales, porque su densidad energética es demasiado baja.
Pero muchas empresas nuevas comenzaron a trabajar con un combustible distinto, derivado de aceites extraídos de plantas o grasa animal. Esos aceites son tratados con hidrógeno de manera de producir kerosene sintético que es químicamente igual al combustible de aviación. Sólo la datación por radiocarbono revelaría que no está hecho a partir de combustible fósil. Uno de los beneficios de la nueva tecnología del combustible hidrotratado es la flexibilidad de la materia prima.
En ese sentido, hay compañías que están fabricando combustible hidrotratado renovable con semillas de camelina, una planta de la familia de la mostaza, y de jatrofa. La grasa animal y las algas también son abundantes fuentes potenciales de aceite. Lo que se intenta demostrar es que se puede producir biocombustible para aviación a partir de fuentes no comestibles, evitando la competencia con los alimentos -una de las críticas al etanol de maíz- en suelos que no reduzcan la superficie destinada a la agricultura o los bosques.
Asegurarse que el combustible alternativo reduzca realmente las emisiones de dióxido de carbono es crucial para lograr su aceptación.
Fuente: El Cronista Comercial
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