Un confuso conflicto entre controladores aéreos de origen militar y los controladores civiles afiliados a la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) paralizó ayer durante poco más de dos horas los vuelos de todas las compañías aéreas que debían llegar o partir de Ezeiza y Aeroparque.
La actividad se paralizó a las 8 de la noche y se reanudó con relativa normalidad en Ezeiza pasadas las 22.00. En Aeroparque la situación era más comprometida, ya que los vuelos estuvieron completamente paralizados y, al reanudarse -también pasadas las 22-, comenzaron a salir con una intervalo de diez minutos entre cada despegue. Por ese motivo, se esperaba que algunos vuelos terminaran siendo cancelados hacia la medianoche por el vencimiento de sus tripulaciones.
El conflicto comenzó con el cambio de turno de los “torreros” de Ezeiza, quienes a partir de la publicación del decreto 1.840 del Poder Ejecutivo pasaron nuevamente a depender de la Fuerza Aérea. A las 18 estaba previsto el cambio de turno en la torre de control de Ezeiza, que funciona en la denominada “Puerta 50” (el edificio del ex hotel Internacional), pero varios de los controladores que debían tomar el nuevo turno no entraron. Hacia las 20, el sistema de control dejó de funcionar y la Policía de Seguridad Aeronáutica bloqueó el ingreso de los pasajeros a las salas de preembarque.
¿Por qué no hubo un cambio de turno normal? Según un grupo de unos 30 controladores que al cierre de esta edición permanecían a la entrada de la “Puerta 50”, los militares impidieron el ingreso de cuatro de los ocho controladores que debían tomar el turno. En el mismo sentido se pronunció el titular de la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA), Ricardo Cirielli. “No hay personal autorizado para operar en la torre y a los que hay nos los dejaron entrar estos días”, dijo el gremialista a Clarín .
Unos 600 de los 1.100 controladores aéreos en todo el país están afiliados a APTA. El viernes, según el Gobierno, el gremio de Cirielli impulsó una medida de fuerza encubierta por parte de los controladores. Cirielli negó que se tratara de un paro y en esa postura no acató la conciliación obligatoria dictada esa misma noche por el Ministerio de Trabajo.
La respuesta llegó 24 horas más tarde, el sábado a la noche: desde El Calafate, la presidente Cristina Fernández firmó el Decreto 1.840 que devolvió la autoridad sobre los controladores a los militares. Y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, anticipó (lo concretó el lunes) que pediría a la Cámara de Trabajo que quite la personería gremial a APTA.
Precisamente, Tomada junto al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, el titular de la ANAC, Alejadro Granados y el del ORSNA, Manuel Baladrón, se apersonaron anoche dentro de la torre de control de Ezeiza para monitorear el funcionamiento del sistema, que desde allí también opera la actividad de Aeroparque.
Según funcionarios de la ANAC, se trató de una medida de protesta: “Los controladores no se presentaron a trabajar”, dijeron funcionarios de ese organismo estatal.
En el mismo sentido se pronunció el gremialista Omar Torres, titular de la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA) y enfrentado a Cirielli por la representación de los controladores aéreos.
En declaraciones a Radio Continental, Torres, dijo que los técnicos que tomaron el turno entre las 18 y las 24 en el Centro de Control Aéreo de Ezeiza no cumplieron sus funciones durante más de una hora “en solidaridad” con los controladores que habían sido traspasados a la órbita de la Fuerza Aérea.
Fuente: Clarín
Autores: Luis Ceriotto / Juan Cruz Sanz
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