El secretario general de la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA), Omar Torres, exigió garantías para la preservación y continuidad del régimen laboral tras el traspaso de los controladores a la órbita militar.
El funcionario se reunió ayer por la mañana con el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, en el edificio Libertador. El encuentro se extendió por una hora, y el titular de ATEPSA, en diálogo con ese diario, dijo que le trasladó a Puricelli la preocupación de todos los controladores por su situación laboral.
Por decreto en medio de un conflicto gremial con Ricardo Cirielli, líder de los técnicos y mecánicos aeronáuticos, la Presidente resolvió el fin de semana último poner el control del tránsito aerocomercial bajo la órbita de la Fuerza Aérea, una medida que desanda la política de reforma de las Fuerzas Armadas que había emprendido la administración Kirchner.
Néstor Kirchner había ordenado en 2007 quitar el control de las actividades de la aviación aerocomercial que tenía la Fuerza Aérea y pasarlo a la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC), bajo jurisdicción del Ministerio de Planificación Federal.
«ATEPSA agrupa la mayoría de los controladores aéreos que no tuvieron nada que ver con las medidas adoptadas en un turno de trabajo de la ACC Ezeiza, por un puñado de colegas, exmilitares, alineados en otro gremio, el que conduce el señor Ricardo Cirielli», se explayó Torres.
«Le recordé al ministro que a principios de año le habíamos anticipado que la gente de Cirielli no tenía nada que ver en nuestro ambiente de controladores, que eran sólo 10 o 12 exmilitares que se sumaron a sus filas, pero que querían guerra, el tiempo nos dio la razón», comentó Torres.
«Por ellos pagamos todos, el decreto de traspaso a la Fuerza Aérea nos perjudicó e intranquilizó a los compañeros». «Esperamos que el Ministerio de Defensa y la Fuerza Aérea respeten los derechos y deberes que hemos alcanzado tras un largo período de transición después de que este mismo Gobierno ordenó que la actividad estuviera bajo jurisdicción civil de la ANAC». «Estuvimos más de 40 años bajo el mando militar y luchamos por modernizar la actividad y seguir al mundo que gestiona con autoridad civil», agregó el sindicalista.
El problema de fondo en la interna gremial es que el reducido grupo de controladores enrolados con Cirielli ocupa el cargo de «supervisor» en cada uno de los turnos de trabajo en la ACC Ezeiza (el centro de control).
El resto de los operadores está bajo su autoridad, y son estos supervisores quienes tienen la atribución de imponer el «control de afluencia» -espaciar en el tiempo los aterrizajes y despegues-, acción que, junto con la escasa disponibilidad de aviones de Aerolíneas Argentinas, produce demoras y cancelaciones en las frecuencias de la empresa estatal.
«Cirielli conoce al detalle -es su área de competencia- cuántos aviones están en servicio y cuáles están a punto de salir de operación, sólo tiene que coordinar el momento exacto del control de afluencia y se desencadena el caos en el diagrama de vuelos diarios», acotó un veterano controlador de la ACC Ezeiza.
Torres también se entrevistó con el brigadier mayor Marcelo Ayerdi, actual comandante de Alistamiento y Adiestramiento de la Fuerza Aérea Argentina. Ayerdi fue jefe de la Unidad Coordinadora de Transferencia, estructura que cooperó en 2009 con el traspaso de funciones de la fuerza a la órbita civil de la ANAC.
Fuente: Ambito Financiero
Autor: Edgardo Aguilera
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