viernes, 14 de octubre de 2011

Un piloto desvela la última conversación en cabina del vuelo Río-París


Hacía más de dos años que los familiares de las 228 víctimas del vuelo AF 447 de Air France, que volaban en el Airbus A330 entre Río de Janeiro y París y que murieron tras estrellarse en el Océano Atlántico la madrugada del 1 de junio de 2009, esperaban conocer si la conversación entre los pilotos esclarecería las causas del accidente.

Han tenido que pasar más de dos años para que un piloto comercial en activo desvele el corto diálogo que transcurrió entre los 3 minutos y 30 segundos que tardó el avión en perder altitud desde los 12.000 metros hasta estrellarse sobre el mar en plena madrugada.

Un libro escrito por el piloto Jean-Pierre Otelli (Crash Rio-Paris. Collection Erreurs de pilotages, editorial Altipresse) desvela las conversaciones del equipaje en la cabina de pilotos y que fueron grabadas por el denominado Cockpit Voice Recorder (CVR) del vuelo AF 447 antes de que se produjera la tragedia. Estas conversaciones se reproducen literalmente según la grabación obtenida con el objetivo de ser completamente respetuosos con los sentimientos de los familiares.

El autor, que acumula 14.000 horas de vuelo y que trabaja como instructor aéreo en Francia, rompe ahora el silencio que la profesión aeronáutica se autoimpone puesto que no es común que un piloto desvele las conversaciones de ex colegas y menos tras una catástrofe con víctimas mortales.

La conversación no desvela causas diferentes de las establecidas por el organismo de investigación (BEA) -que concluyó en un amplio informe emitido este año que, entre otras deficiencias de coordinación entre los pilotos, en la cabina el comandante no se encontraba en su puesto y tardó éste unos segundos en ocupar su asiento reclamado por el segundo piloto ante la pérdida de altitud-, pero sí demuestra el profundo desconcierto que se creó en la cabina mientras el avión iba descendiendo inevitablemente hacia el mar.

Las decisiones tomadas por los pilotos nada pudieron hacer para evitar la caída y mantener el avión en vuelo.

El comandante, cuando volvió a la cabina después de descansar unos minutos, exclamó: "Lo hemos intentado todo, no entendemos nada de lo que ocurre".

La última conversación se inicia a las 2 horas y 11 minutos en tiempo universal aquella noche del 1 de junio de 2009. Y el libro relata la conversación entre los tres pilotos que se encontraban en la cabina del avión:

El piloto de la izquierda: "Remonta, remonta...remonta...!!!!"

El piloto de la derecha (copiloto): "Pero intento enderezar el morro para remontarlo, intento enderezar hacia arriba desde hace tiempo..."

El comandante desde el asiento de atrás: "No, no,no, no remontes,no, no..."

El piloto de la derecha: "Entonces baja el morro, pica hacia abajo, entonces baja..."

El comandante no se encontraba al mando del avión y tras regresar de su descanso se colocó detrás valorando las decisiones que tomaban los dos pilotos en sus puestos ante la pérdida de control del aparato.

De la conversación se desprende que el piloto que se encontraba sentado en la parte derecha de la cabina precipitó la tragedia puesto que fue él quien dio la orden de enderezar el avión y tirar de la palanca, lo que acabó precipitando el Airbus A330. Los expertos aeronáuticos coinciden que la maniobra de elevar el morro del avión para intentar remontar el aparato en plena caída por la pérdida de velocidad fue errónea porque los manuales recomiendan picar el morro hacia abajo para ganar velocidad y así poder recuperar el control de la aeronave. Los pilotos decidieron todo lo contrario en esos últimos minutos de tensión.

El piloto sentado en la parte derecha, pues, persiste en su error: Más el avión desciende, más intenta remontarlo sin éxito, en lugar de priorizar las decisiones del piloto de la izquierda que, según las investigaciones, estaría proponiendo la maniobra correcta que aconsejaba dirigir el avión hacia abajo para recuperar velocidad y control. Sin embargo, las órdenes del piloto de la izquierda no fueron escuchadas ni por su compañero ni por el comandante.

Las últimas palabras en cabina:

El piloto de la izquierda: "Joder, vamos a estrellarnos, no es posible!"

El piloto de la derecha: "¿Pero qué está ocurriendo?...(silencio en cabina)"

"Es posible que no se entendieran entre ambos, que uno comprendiera, pero el otro no", concluye el autor del libro.

Lo que parece claro es que la publicación de estas conversaciones pone en evidencia el nivel de formación de los pilotos que ocupaban la cabina de aquel vuelo.

De hecho, la oficina de investigación BEA nunca ha hecho público el nivel de formación de los pilotos de aquel vuelo ni sus evaluaciones. "Es posible que los pilotos tuvieran un problema de sueño o no disponían de la formación adecuada, o que pensaran que un avión Airbus podía recuperar cualquier tipo de error de funcionamiento en una situación extrema de caída libre y de pérdida de altitud", asegura el autor en declaraciones a Le Figaro.

Fuente: La Vanguardia (España)
Autor: David Martínez

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