Boeing pretendía asegurarse con el "Dreamliner" su supremacía en los cielos, pero el hipermoderno jet ha acabado convirtiéndose en un completo fiasco. El primero de los aparatos será entregado mañana lunes con tres años de retraso. Y la experiencia ha permitido al fabricante de aviones europeo Airbus aprender de los errores de su competidor estadounidense.
Ahorrar puede salir muy caro. Eso es algo que ha aprendido Boeing del experimento con su avión para largos trayectos 787 "Dreamliner". "Nunca más subcontrataremos sectores tan amplios de trabajo como hemos hecho en el caso del 787", afirmó en junio el jefe del gigante aeronáutico estadounidense, Jim Albaugh.
El intento costó a Boeing no sólo millones de millones de dólares de dólares, sino que trajo a la empresa alguna que otra mala palabra por parte de sus clientes.
Con el "Dreamliner" se aspiraba a frenar la marcha del rival europeo Airbus, pero creando un avión para largas distancias, que no sólo fuera más confortable, sino que además consumiera un 20 por ciento menos de combustible que otros modelos comparables.
Para ello, el fabricante aeronáutico se adentró en campos técnicos hasta ahora desconocidos para él, y sustituyó en el fuselaje el fiable y robusto aluminio por la ligera y al mismo tiempo estable fibra de carbono. Los problemas comenzaron cuando Boeing delegó en sus proveedores gran parte de los trabajos.
Lo que pretendía ahorrar costes, se convirtió en el que podría ser el error más caro en la historia de la aviación civil. Los socios no sabían trabajar con el moderno material y entregaron las piezas tarde o mal. Al mismo tiempo, la coordinación funcionó más mal que bien dentro del megapuzzle creado en la cadena de diseño y producción.
Según apunta "The Wall Street Journal", cuando los trabajadores de Boeing abrieron las cajas que contenían las piezas para construir el primer "Dreamliner", quedaron asombrados al ver que en el interior en lugar de secciones de fuselaje ya montadas tan sólo había clips y cables sueltos.
Boeing accionó el freno de emergencia, recontrató a muchos empleados, vigiló mejor el trabajo de sus proveedores y buscó piezas alternativas. Pero los directivos de la compañía no pudieron recuperar el tiempo perdido.
El "Dreamliner" surcará ahora los cielos con tres años de retraso. El primer ejemplar será entregado mañana a la compañía japonesa All Nippon Airways, que iniciará con él en la mañana del martes su primer vuelo a casa.
El competidor Airbus ha seguido con tranquilidad y sacado sus propias conclusiones de la cadena de errores de los estadounidenses. El grupo europeo sigue manteniendo el control de su proveedor Premium Aerotec, que en un principio estaba dispuesto a vender.
En su planta de la ciudad alemana de Augsburgo están siendo fabricadas desde hace meses las primeras piezas de fuselaje en fibra de carbono para el A350, la contraparte europea del "Dreamliner". El jefe de la matriz EADS, Louis Gallois, afirmó que es prioridad que la producción funcione sin interrupciones.
Airbus conoce lo que significa ir detrás del calendario. El primer boceto del A350 suspendió ante los clientes. Y también el A380 de dos pisos y el A400M de transporte militar trajeron dolores de cabeza a los europeos, por las dificultades técnicas para construir estos modernos jets.
En el caso del "Dreamliner", su rotundo éxito se convirtió en un problema añadido, por muy absurdo que pueda sonar, pues Boeing tuvo que indemnizar a las compañías aéreas que lo habían comprado.
Hasta que surgieron los primeros problemas, el avión de entre 210 y 290 asientos era considerado un éxito de ventas. En tiempos en los que aumentaban los precios del queroseno, las aerolíneas hacían cola para comprar el ligero aparato. En poco tiempo se registraron más de mil pedidos. De ellos quedaron 821 y ahora apenas hay demanda, pues se prevé que, quien reserve un 787 hoy, no lo reciba hasta finales de la década.
En estos momentos, Boeing tiene capacidad para producir dos aparatos por mes, aunque se prevé que sean diez. El incremento en la producción supone para Boeing un enorme esfuerzo, pues de manera paralela el gigante estadounidense debe seguir fabricando su 737, para trayectos de corta y media distancia. En este segmento, Airbus recibe un pedido detrás de otro de su modernizado A320neo.
Una talla por encima del "Dreamliner", Boeing aventaja a Airbus, aunque la distancia se ha reducido por otra serie de problemas. Se prevé que la versión básica del A350 llegue a los clientes a finales de 2013. De todas maneras, los europeos contemplan dicho calendario con cautela.
Fuente: El País (Costa Rica)
Autores: Steffen Weyer y Daniel Schnettler (DPA)
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