La Fuerza Aérea investigó la trayectoria del Fairchild y concluye que la aeronave tiene que haber caído en las cercanías de Isla de Flores. No hay elementos para la hipótesis de un secuestro que se manejó, tampoco se sabe qué le ocurrió al piloto.
"A la altura cero seis cinco cero tenemos una aeronave que su última posición conocida es cerca de la Isla de Flores, un poco a la derecha de la Isla de Flores. Perdimos contacto en radar y en la radio. Precaución hasta saber adónde pueda estar esta aeronave". De este modo el operador de la torre de Carrasco informaba a su par de Ezeiza acerca del evento que había registrado un instante atrás. Eran las 19.45 del miércoles 6 de junio. En tan solo 12 segundos el Fairchild perteneciente a la compañía Air Class desapareció de las pantallas del radar. Y hasta hoy permanece en la misma condición.
Ni ayer ni antes de ayer se pudieron retomar las operaciones de búsqueda por aire y mar que llevan adelante desde hace una semana equipos de la Armada y la Fuerza Aérea, debido al mal tiempo. Pero de todos modos, el proceso de búsqueda no se ha detenido ya que Fuerza Aérea continuó analizando los indicios reunidos hasta ahora. En este contexto un equipo de la fuerza de aire hizo el mismo itinerario que el avión desaparecido, investigación que le permitió tener una mayor certeza de que la aeronave tiene que haber caído en la zona de búsqueda. Con ello perdieron peso algunas hipótesis, como la posibilidad de que la aeronave hubiese sido secuestrada.
LA INVESTIGACIÓN. "El sábado por la tarde la Fuerza Aérea hizo un vuelo con un bimotor turbohélice, que si bien no es el mismo tipo de aparato que el desaparecido tiene características similares", explicó a El País el coronel aviador Álvaro Loureiro, vocero de la FAU.
El primer propósito de esta investigación fue el de chequear que el radar estuviera funcionando correctamente, algo que quedó demostrado.
No obstante, el coronel Loureiro explicó que durante esta investigación se pudo comprobar "se ven actitudes del avión que resultan críticas, con maniobras bruscas en los últimos segundos de vuelo".
El militar recordó que luego del despegue el Fairchild inició un viraje hacia la izquierda, saliéndose fuera de su ruta. "Luego comunica que retomará la ruta y da un giro brusco a la derecha, para luego dar otro giro a la izquierda y desaparecer del radar", indicó Loureiro.
Se habían completado apenas unos siete minutos de vuelo cuando el operador de la torre de control dejó de visualizarlo en radar.
El vuelo realizado por la aeronave militar, explicó el vocero, "trató de volar por las mismas trazas que la aeronave comercial". Pero también piloto y copiloto militares trataron de emular las mismas maniobras que había efectuado el piloto Walter Rigo. "De este modo se demostró que hubo maniobras muy críticas que iban en contra de la seguridad", explicó Loureiro. El coronel agregó que, incluso, hubo maniobras que los pilotos militares no llegaron a realizar para no poner en riesgo su integridad física.
"Algo le ocurrió al vuelo, que por alguna causa adoptó una conducta muy crítica", concluyó el portavoz militar.
Otro elemento considerado fue la altitud que volaba la aeronave en el momento del siniestro: 2.400 pies (730 metros). Dado que el intervalo en el barrido del radar es de exactamente 12 segundos, Fuerza Aérea concluye que el aparato debió haber caído en un lapso entre 5 y 10 segundos.
"Esto es lo que nos lleva a la convicción de que la aeronave tiene que haber caído en los alrededores de la Isla de Flores, no pudo haber ido más lejos", explicó Loureiro.
Otro extremo que revisó la investigación de la FAU y la Dirección Nacional de Infraestructura Aeronáutica y Aviación Civil (Dinacia) fue la posibilidad de que terceros hubieran podido abordar el avión.
"Se revisaron las cámaras de seguridad del Aeropuerto Internacional de Carrasco, de este modo pudimos saber que en las dos horas previas al vuelo no subieron otras personas que piloto y copiloto a la aeronave", señaló el vocero.
De este modo perdió terreno la hipótesis de un posible secuestro que algunos organismos de inteligencia estuvieron manejando durante estos días. Dadas las características de la desaparición en pleno vuelo, se estimó posible que los pilotos hubieran sido víctimas de delincuentes que subieron de manera clandestina al avión para apoderarse de los controles. Concretamente se pensó en narcotraficantes, cuyas organizaciones buscan hacerse con aeronaves, sobre todo si estas son de carga como era el caso, para llevar grandes cargamentos a grandes distancias. De hecho hay un antecedente de esta naturaleza ocurrido en 2003, cuando tres delincuentes se apoderaron de un pequeño avión Piper en el aeródromo de Melilla. Se estableció que pretendían utilizar el aparato para el transporte de drogas.
Otra hipótesis que se investigó en base a indicios materiales es la de que algún tipo de material transportado en bodega pudiera haber provocado el crash del Fairchild.
"Se revisaron los manifiestos de carga, básicamente se trataba de paquetes embarcados por la empresa DHL que, como es costumbre en esa compañía, estaban debidamente embalados y documentados", explicó Loureiro. En el manifiesto no se advierte que el cargamento contuviera mercancía peligrosa, como se le denomina en la jerga aeronáutica.
Por último, la mancha hallada a principios de semana en el sitio de búsqueda, tampoco arrojará pistas. Ayer Ancap informó que debido a lo diluido de la muestra recogida por la Armada no era posible completar un análisis.
"La búsqueda se va a continuar, ni siquiera se ha hablado de poner una fecha límite", señaló el vocero de Fuerza Aérea.
Familiares del piloto Walter Rigo, por su parte, realizan gestiones ante el Ejecutivo para pedir colaboración en el extranjero para profundizar las operaciones de búsqueda.
A medida que pasan los días las esperanzas de hallar la aeronave y sus ocupantes disminuyen. En los antecedentes que guarda Fuerza Aérea sobre casos de siniestros hay casos de caída de aviones, en los que incluso se contó con testigos oculares del accidente, en los que nunca se hallaron los restos.
A ello se suman las características del Río de la Plata. Sus cambiantes corrientes, que suelen ser de pesadilla para navegantes inexpertos, así como la intensa turbiedad de las aguas hacen muy difícil la búsqueda bajo la superficie.
LA CIFRA
12
segundos es el intervalo de barrido que el radar tiene al pasar por un mismo punto; prueba que el avión cayó en un lapso menor.
Fuente: El País (Uruguay)
Autor: Renzo Rossello
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