El fabricante de aviones brasileño Embraer SA se anotó una importante victoria a fines de diciembre, cuando la Fuerza Aérea de Estados Unidos eligió una de sus naves para equipar a los militares que tiene en Afganistán.
Pero su base de apoyo en el mercado de defensa de EE.UU. ahora es cuestionada: su rival Hawker Beechcraft Corp. ha recurrido a los tribunales para impedir que la Fuerza Aérea siga adelante con el proyecto. Analistas de defensa y observadores afirman que la disputa legal pone de manifiesto lo difícil que puede ser para firmas extranjeras ingresar al mercado militar estadounidense.
Lo que está en juego es un contrato por US$355 millones con Embraer y su socio estadounidense, Sierra Nevada Corp., para entregar una flota de 20 aviones "Super Tucano", de un motor y propulsión turbo, que se usarán tanto para la capacitación de la naciente fuerza aérea afgana como para ataques contra insurgentes en tierra.
Las nuevas naves son una parte importante de la estrategia de EE.UU. para retirarse de Afganistán. Las tropas afganas aún dependen en gran medida del apoyo aéreo de EE.UU. y sus aliados, y los Super Tucanos dotarían a la fuerza aérea afgana, que carece de recursos, de una flota de aviones de caza que se pueden operar de forma comparativamente asequible.
Pero el contrato también le daría a Embraer una ventaja a la hora de comercializar el avión en el resto del mundo. Según observadores de la industria, el que un producto sea seleccionado por las fuerzas armadas de EE.UU., que tienen una reputación de rigurosidad, es una forma de publicidad en sí misma.
"Si EE.UU. lo compra, otra gente querrá comprarlo", afirmó Michael Herson, presidente de American Defense International, una firma de lobby que representa a varios clientes de defensa europeos e internacionales, aunque no a Hawker Beechcraft ni a Embraer. El fabricante brasileño no respondió a las solicitudes de comentario.
Fabricantes internacionales de armas, grandes y pequeños, venden equipos a los militares estadounidenses. BAE Systems PLC, del Reino Unido, es un importante proveedor de artillería y vehículos blindados. European Aeronautic Defence & Space Co. (EADS), encabezada por Francia y Alemania y empresa madre de Eurocopter, fabrica helicópteros para el Ejército. Ambas empresas tienen filiales separadas, incorporadas en EE.UU., para cumplir con las regulaciones estadounidenses. Embraer también tiene una entidad estadounidense separada, con sede en Florida.
Pero no es fácil ingresar al mercado de armas de EE.UU., incluso para empresas de países que son aliados importantes de Washington.
El ejemplo más famoso: durante casi una década, EADS estaba enfrascado en una competencia con fuerte carga política con Boeing Co. para vender aviones cisterna para abastecimiento de combustible a la Fuerza Aérea de EE.UU. Boeing terminó ganando el contrato, que avivó la retórica nacionalista en Washington y fue objeto de un intenso escrutinio por parte de los legisladores
Al cuestionar la decisión de la Fuerza Aérea sobre los aviones de combates para Afganistán, Hawker Beechcraft enfatizó la potencial pérdida de empleos en EE.UU. El equipo de Sierra Nevada-Embraer, sin embargo, afirma que ensamblará los Super Tucanos en Florida.
"El mercado estadounidense no es fácil" para los proveedores de defensa que no son de EE.UU., afirmó Richard Aboulafia, analista de aviación de Teal Group, una consultora aeroespacial y de defensa. Aboulafia señaló que una postulación previa de Embraer para conseguir pedidos en EE.UU. para un avión de vigilancia para la Armada fracasó luego de que la entidad abandonara el programa.
David Bearteau, un experto en la industria de defensa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, afirmó que las subsidiarias estadounidenses de empresas de otros países "siguen estando en desventaja cuando compiten por contratos, en particular trabajo clasificado", debido a que los funcionarios del gobierno que realizan las contrataciones podrían no siempre notificar a las firmas sobre un requerimiento o porque las firmas deben sortear obstáculos burocráticos adicionales relacionados con la seguridad antes de lograr que su propuesta sea aprobada. De cualquier forma, sostuvo, el Pentágono "sale perjudicado por la menor competencia y el menor acceso a tecnología, destrezas o experiencia potencialmente relevantes".
Hawker Beechcraft entabló una demanda el mes pasado luego de que la Fuerza Aérea marginara su avión, el AT-6, del contrato afgano. La acción judicial obligó al Pentágono a cesar cualquier actividad relacionada hasta que el tribunal se pronuncie sobre el tema.
Fuente: The Wall Street Journal Americas
Autor: Nathan Hodge
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