viernes, 10 de febrero de 2012

Desarrollan simuladores de vuelo únicos en América Latina

Los fabrica una firma nacional que —a su vez— estableció un Centro de Instrucción de Vuelo con Simuladores en conjunto con la Universidad Nacional de La Matanza. Ahora, el entrenamiento de los pilotos puede hacerse sin necesidad de viajar al exterior, ya que el servicio está homologado por la Administración Nacional de Aviación Civil.



Desde los inicios de la aviación, diversos esquemas e instrumentos fueron utilizados para que los pilotos —especialmente aquellos que recién se inician— pudieran experimentar situaciones del vuelo real, sin estar en el aire. Tal como los conocemos hoy en día, los simuladores de vuelo constituyen una herramienta fundamental de aprendizaje y entrenamiento. En ellos se pueden reproducir todo tipo de escenarios y de fallas, lo que prepara a los pilotos para afrontar un entrenamiento completo desde una cabina idéntica a la real.

En la Argentina, no hay muchos simuladores de vuelo homologados por la autoridad competente. De hecho, hasta hace poco tiempo no existían en el país —ni en América Latina— simuladores de helicópteros. Y por ello, cuando debían realizar estas pruebas, los pilotos se veían obligados a viajar al exterior.

Hace una década, una empresa nacional comenzó a construir sus propios simuladores aeronáuticos, y —aún hoy— es la única en el país que se dedica al desarrollo de estas máquinas. Adrián Zaccagnino, su gerente, explicó a TELAM que “en el país hay un gran número de Eurocopter BO-105, una aeronave muy utilizada por la Policía Federal, la Policía de la Provincia de Buenos Aires y también por fuerzas de otras provincias. El simulador que nosotros desarrollamos es el primero que hay en Latinoamérica de este modelo. De hecho, también es el primero que hay en la región de un helicóptero bimotor”.

Entre sus últimos simuladores de vuelo desarrollados, se destacan el avión Cessna C- 172, una aeronave genérica de tipo monomotor a pistón y el Hornero H-2, un helicóptero bimotor, que representa un Eurocopter BO-105. Además de estos entrenadores en uso, actualmente se encuentra desarrollando el simulador del Air Tractor. “Esta aeronave tiene dos funciones: se puede utilizar como fumigador de campos o como aeronave bombero, ya que sirve para apagar incendios. Tenemos casi el 90% del simulador terminado y ya se están haciendo las primeras pruebas de vuelo, aunque aún falta ajustar algunas cuestiones de visión para ponerlo en funcionamiento definitivo”, afirmó Zaccagnino.

“El del Air Tractor —continuó— sería el segundo simulador de su tipo en el mundo. El otro está en Estados Unidos, en la fábrica del avión, donde desarrollaron su propio simulador y se realizan todas las pruebas de simulación de este modelo”.

Con respecto al proceso de diseño y fabricación de un simulador aeronáutico, Zaccagnino indicó que este es un trabajo de largo aliento en el que participan muchos profesionales de diversas áreas. Y además, es necesario contar con la supervisión casi permanente de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

“Para fabricar un simulador, antes de comenzar con las tareas, debemos informarle a la ANAC lo que vamos a hacer. Así, se inician los trámites y cada cierto tiempo tenemos que hacer presentaciones y mostrar a los inspectores la evolución del nuevo modelo. Es decir, construimos los simuladores en función de las pautas de la autoridad y, justamente, por eso todos nuestros equipos están homologados. Sin homologación el simulador no sirve de nada, es como si fuera un juguete muy caro”, comparó Zaccagnino.

¿Y cuánto tiempo tarda todo este proceso? “Al principio tardábamos años. Pero actualmente, en general, tardamos unos ocho meses”, respondió el gerente. “Ahora ya tenemos el know how de cómo hacer simuladores y, en general, también tenemos todo el desarrollo de las radios, la visión (lo que se ve hacia afuera), el instrumental y los comandos. Nosotros desarrollamos absolutamente todo, desde el software con el que funciona el simulador, hasta el instrumental y los controles. A veces puede ser necesario comprar algo a las empresas que fabrican la aeronave, pero los costos del simulador crecen exponencialmente porque todos los repuestos aeronáuticos son muy caros. Por eso, tratamos de hacer todo nosotros o lo replicamos”, aclaró.

Actualmente, dos de estos simuladores, el Cessna C- 172 y el Hornero H-2, se encuentran ubicados en el Centro de Instrucción de Vuelo de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), que la firma argentina creó en conjunto con la casa de estudios. Si bien este recurso didáctico está dirigido a los aspirantes a las licencias de piloto profesional; en realidad, cualquier persona puede experimentar la sensación de volar, sin necesidad de ser un especialista en el vuelo real.

“Está abierto para toda la comunidad y, a lo largo de este año vamos a sumar tres simuladores más porque la idea es crear un Polo Tecnológico dedicado a la aeronáutica, con especial énfasis en los simuladores de vuelo”, expresó entusiasmado Zaccagnino.

Fuente. Telam

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