BQB y Cosmo son, en la jerga del mundo de la aviación, dos "tiburones". Dos empresas que, al igual que los predadores, perciben las vibraciones, olfatean a distancia la sangre de una presa y van tras ella. "Tiburones de aviación" es el nombre que reciben los “fondos de inversión que adquieren aviones en remate”, explicó a El Observador Óscar García, experto en la industria aeronáutica, presidente y CEO de InterFlight Global Corporation.
El concepto es el mismo que el de los "fondos buitre" que se utiliza en el mercado inmobiliario o financiero y que, solo por tratarse de un ave rapaz, estaría más ajustada a la aviación que el escualo. "Son empresas oportunistas que compran activos como aviones en remates de empresas quebradas. Siempre que hay una empresa quebrada con equipo nuevo, como es el caso de Pluna, aparecen estos fondos de inversión oportunistas", apuntó García.
En un remate de estas características se puede obtener equipamiento moderno hasta por un 40% menos que el valor del mercado.
El remate de los siete aviones de Pluna suscitó el interés de varios grupos norteamericanos y europeos, afirmó García, por el precio rebajado, aunque desistieron en pujar por ellos. "El fondo canadiense de inversión (Jazz) en la empresa le dio mucha visibilidad al proyecto y la fábrica Bombardier también por ser una flota de aviones nuevos. Por lo tanto, en el círculo de la aviación se conocía muy bien que se remataban aviones nuevos", dijo a El Observador.
Lo que tenía Cosmo y no tenían los otros interesados era el enlace con BQB, el operador local. "La inversión óptima, la más económica, es comprar los aviones en remate y que se queden en la misma bandera", manifestó el experto. Llevar los aviones a otro país supondría inspeccionarlos, certificarlos ante un nuevo gobierno e inscribirlos bajo el nombre de otra aerolínea. Esto es un trámite "costoso". La asignación de los aviones a una empresa local permite que puedan ser rápidamente puestos en funcionamiento.
Mal paso
El cierre de la aerolínea de bandera "no es favorable" para Uruguay, sentenció García. Y agregó: "Un país como Uruguay, entre tres economías grandes a su alrededor como Argentina, Brasil y Chile, debería tener una política de desarrollo económico ligada al menos a una aerolínea de bandera que permita al gobierno estratégicamente controlar su mercado aéreo".
Fuente: El Observador (Uruguay)
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